El vehículo pasa al despiece, una vez se ha descontaminado. Se desmontan todos aquellos componentes que pueden ser reutilizados. Los componentes que no sean aprovechables, se gestionarán como residuos no peligrosos, almacenándose por separado según su naturaleza. Con todo esto, el desguace ha dejado de ser un basurero de camiones y se ha transformado en un centro de reciclaje de camiones ya que casi el 95% del vehículo se puede utilizar de nuevo como material de fabricación para otros elementos.
Tomamos la protección del medio ambiente como una prioridad. Todos los camiones desguazados reciben el tratamiento para vehículos fuera de uso (VFO). Después de la recepción y el registro de los vehículos en el desguace, entran en la zona de descontaminación, que dispone de un pavimento impermeable y de sistemas de recogida de derrames. En esta zona se extraen combustibles, aceites, líquidos refrigerantes, limpiaparabrisas, líquido de frenos, baterías, filtros de aceite y combustible, gas del aire acondicionado, zapatas de freno con amianto, condensadores con PCB y componentes con Hg. Los residuos peligrosos segregados se almacenan dentro de esta misma zona, en contenedores debidamente etiquetados, a la espera de ser recogidos por el correspondiente gestor autorizado.
Según se recoge en el Real Decreto 1383/2002 del 20 de diciembre y el más actual Real Decreto 20/2017 del 20 de enero, sobre los vehículos al final de su vida útil, los propietarios de los vehículos que pretendan desprenderse de los mismos una vez alcanzada esta condición, "deberán entregarlo obligatoriamente en un centro autorizado de tratamiento, o en una instalación de recepción de vehículos regulada". De esta manera se asegura una correcta gestión de sus residuos y componentes, así como la descontaminación y el reciclaje del vehículo.